La historia de esta ruta se remonta hasta el siglo XII cuando funcionaba como la principal ruta de acceso a Santiago para los peregrinos provenientes de Inglaterra, Escocia, Irlanda y otros países nórdicos.
Los peregrinos solían llegar en barco a los puertos de Ferrol o A Coruña, y luego continuaban su viaje a Santiago a pie. Seguían su camino a lo largo de la accidentada costa, pasando por históricas ciudades como Pontedeume y Betanzos, antes de continuar hacia el interior a través de la verde campiña y los bosques de la Galicia rural, en su camino a Santiago de Compostela y su famosa catedral.
El fenómeno de la peregrinación, que duró siglos, tuvo una gran influencia y su apogeo en el siglo XV, especialmente en su primera mitad, en ocasión de los años santos. Ingleses, escoceses, irlandeses, escandinavos e incluso flamencos, llegaban a Galicia por mar, a veces para ahorrar tiempo, otros para evitar zonas de conflicto y peligro.
Durante la Guerra de los Cien Años, por ejemplo, hubo muchos europeos del norte que decidieron no cruzar Francia y llegar directamente a España.
Las huellas de este pasado son evidentes en los muchos «hospitales» que se construyeron al lado del camino y que todavía se recuerdan. El más antiguo, aunque ya no existe, fue el de Bruma, ya documentado en 1175 y que en 1520 contó con la presencia real de Carlos V de Habsburgo.
Hoy en día, el Camino Inglés todavía está bien mantenido y es fácilmente accesible, aunque la experiencia será bastante solitaria.
