Esta ruta de peregrinación era muy importante en la Edad Media y era utilizado por los peregrinos procedentes de las tierras del oeste de Portugal, entre los que se incluían los de ultramar que llegaban a los puertos portugueses y luego hasta Compostela, en España.
Aunque se supone que la peregrinación de Portugal a Santiago ya existía en la Baja Edad Media, se hizo aún más popular después de que el país obtuvo su independencia a mediados del siglo XII. Desde ese momento, la veneración de Santiago y la peregrinación a Santiago de Compostela, considerada como uno de los sellos de identidad de la cultura europea, ganó gran popularidad en tierras lusitanas.
Durante siglos, los portugueses participaron con entusiasmo en esta experiencia colectiva del Camino, con el apoyo de monarcas, nobles y altos clérigos. Esta ruta es descendiente directa de las principales carreteras romanas que formaron la espina dorsal de la Gallaecia romana y continuaron en uso durante muchos siglos, como la Vía XIX. Construida en el siglo I d. C. por el emperador Augusto, era referida en obras clásicas como el Itinerario de Antonino, establecido a principios del siglo III dC. Esto es una prueba de la vitalidad de esta ruta desde tiempos muy remotos.
